Tuve ocasión, a principios de los 90, de escuchar a un empresario (quien habiendo empezado como vendedor ambulante logró llegar a tener su propia avioneta para trasladarse a sus negocios y fábricas) afirmar que “la informática al igual que el matrimonio no es un bien indispensable sino apenas un mal necesario”.
En 2003 Nicholas Carr publicó un artículo en el Harvard Bussines Review que tituló “IT Doesn’t Matter”, en el que sostenía, mediante un estudio económico, que la tecnología informática había entrado en un proceso de comoditización por el que las empresas ya no obtendrían ventajas competitivas sostenibles por el mero hecho de invertir en ella.